Hacker es una palabra engañosa. Es algo que viene con el Viene con el Es parte del trabajo. Pero va más allá del oficio, de la ocupación, el hobby. El hacking como concepto es amplio y su significado depende de la sociedad en el que existe , su significado. En ese sentido, como fenómeno humano, individual y social está mucho más emparentado con la idea detrás de la magia del caos (no la teoría científica del caos, porque es territorio matemático y físico del que no tengo propiedad para hablar, e incluso, en estricto rigor tampoco debería poder hablar con propiedad de la magia del caos) porque ambos, el están sujetos a la relación personal que tienen con sus usuarios.
Para un grupo histórico, Ssocial, étnico, nacional y cultural específico, hacking es un constructor. Un explorador de sistemas en el sentido más amplio de la palabra. Un ingeniero práctico. El equivalente tal vez, a lo que en ciencias políticas sería la encarnación del realpolitik, pero llevado a la dimensión de la ingeniería eléctrica y el desarrollo de software, incluso, en sus bordes más empinados y corto punznates, la física aplicada.
Para otro grupo, uno social, externo, curioso del fenómeno. Civil, político, jurídico y militar, el hacker es un engañador. Un estafador. Un bromista explosivo y saboteador táctico en sus corrientes más formales y duras, que conoce los lenguajes y el pegamento electrónico (en el sentido más estricto de la palabra, pegado al modelo estandar de la física que existe mientras escribo estas palabras) que hace funcionar al sistema interconectado federado del cyberespacio infoesfera que nació a mitad del siglo XX y que es vertebral para la existencia de la sociedad global del siglo XXI
Los ataques en el cyberespacio existen entre las fisuras que aparecen como propiedades emergentes de los lenguajes formales y su materializacion en las operaciones booleas que componen los lenguajes de programación.
El software es potencialmente infinito.
El escritor argentino Jorge Luis Borges hizo un ejercicio fundamental para poder entender esta declaración. En 1941, mientras el primer hacker construía una máquina capaz de descifrar los secretos de los enemigos de su nación, Borges publicaba un cuento sobre una biblioteca que tenía la particular característica de poseer todos los libros con todas las combinaciones de letras posibles.
La electricidad, dotada de límites materiales, vibra de potencialidad. Solo encapsulando la energía fundamental, dándole límites, reglas y restricciones, es posible para el ser humano crear, y esa creación es el reflejo cálido y vaporoso de la voluntad humana a la que pertenece.
El deseo último el hacker es descubrir por íngeniería inversa los principios fundacionales de las realidades que habita, y ejercer su voluntad sobre ellas. Se expande y contrae en sus rincones y valles, impulsado por toda clase de daemons socráticos. Fuerzas que son el mismo en el otro lado del espejo. La naturaleza de estas fuerzas son tanto de creación, como de conservación y destrucción. Como mencionó alguna vez un mago, el universo no tiene una convención de Ginebra.
El constructor entonces, sufre por la existencia de los destructores. Pero el constructor debe recibir consuelo de sus hermanos, por que el universo humano, sostenido sobre el animal, se basa en depredar y ser depredado.
El destructor entonces, sufre por su incapacidad de poder crear.
El estado actual del fenómeno de internet puede ayudar a reflejar la caída de la especie humana y su rechazo de lo divino. La mayor herramienta humana de conexión, educación y civilización está tomando la forma de sus verdaderos dueños. Internet nació para proteger y transmitir conocimiento, hoy se está transformando en el aparato de control dictatorial de una clase política, empresarial y egoísta que la proyecta como la nueva conquista de América. Pronto no será necesario el fuego, sino el uso del deseo y el miedo.
¿Por qué nos ha abandonado?
El que busca diversión. El mocoso con cerillas y pólvora. Es Bart Simpson de una línea temporal donde se unió a ISIS, pensando que sería la broma práctica más grande del mundo, pero no esperaba que el Califato lograría fundarse y ahora tiene un harem de doce esposas. Es Cegorach. El bromista de la clase vertido en la máquina como un fantasma. Es donde está la diversión. El script kiddie que solo quiere que le pasen el fusil y las granadas de mano. Es aquel que tiene un plan de venganza contra sus propios demonios. En su fase final, el bufón es conciente de las advertencias de Heidegger sobre La Técnica que proviene desde el siglo XXI. La risa y la diversión son lo único para lo que vive.
El ingeniero, el científico y el predecesor de ambos, el alquimista. Vive y late en el ciberespacio con más fuerza que cualquier otra forma de pensamiento. Su misión es rectificar el mundo. Encontrar la solución.
Aunque por naturaleza de diseño ajeno a la maravilla de la máquina, en algunos de ellos late con fuerza el espíritu del Bufón y el Mago, solo que sus objetivos son otros. Son políticos, militares.
Subproducto del mago. El Guerrero está envuelto en el conflicto geopolítico del mundo. La lucha de voluntades. El sueño de Nietzsche.
El bufón busca la felicidad
El mago busca solucionar los problemas
El Monarca busca el control
El Guerrero busca la paz
El bufón busca la destrucción indiscriminada
El mago busca el ejercicio de su voluntad
El monarca busca la aniquilación
El guerrero busca la destrucción